¿Cómo le enseño a mi perro a caminar sin correa por la calle?
Los paseos son la mejor forma de fortalecer el vínculo con nuestro peludo, además son muy importante para el perro porque ayuda a que gestione mejor el estrés, se relacione con su entorno y lo mantienen activo y saludable, pero no siempre pueden tener la libertad que necesitan.
Irene Martínez
Veterinaria
¿Qué beneficio tiene que paseé sin correa?
En algunas ocasiones nuestro perro va a demandar más espacio y libertad, además de necesitar ejercitarse más, hay que tener en cuenta que la mayoría de perros tienen una mayor resistencia física que nosotros y, algunas razas, necesitan de ejercicio diario intenso.
El estar suelto va a permitir que se relacione más con su entorno y se desenvuelva sin que nosotros estemos encima, va a darle mayor seguridad y va a hacer que realice más ejercicio.
Pese a estos beneficios, no debemos olvidar la Ley, donde se indica que en vía pública todos los perros deben ir atados, por tanto os aconsejamos que solo se les suelte en lugares seguros y donde no causen molestias.
Órdenes básicas
No podemos soltar a nuestro perro si no vamos a poder tener control sobre él de ninguna forma, es decir, si no conoce órdenes básicas a la perfección como:
- “Quieto”.
- Acudir a la llamada (“ven” o su nombre).
- “Sienta”.
Debe conocer y obedecer perfectamente estas órdenes y estamos que estar muy seguro que puede realizarlas frente a cualquier estímulo.
Correa: una herramienta muy importante
Antes de enseñar a nuestro perro a pasear sin correa, debe pasear perfectamente con correa, sin estirar y obedeciendo las órdenes antes descritas.
Lo ideal sería ir usando una correa más larga cada vez e ir reforzando las órdenes, observando el comportamiento de nuestro perro, no todos los perros son aptos para ir sin correa, por ejemplos que muestren agresividad o reactivos con otros perros o personas, perros con mucho instinto cazador, etc.
Empieza por un entorno seguro
Cuando empecemos a soltar a nuestro perro no debemos hacerlo en cualquier lugar, elegiremos un entorno seguro y controlado, ya conocido por el perro, si es posible que esté cerrado, mucho mejor.
Comenzaremos con el perro atado y poco a poco dejaremos más cuerda, hasta que dejemos de ejercer control sobre la correa. Iremos alternando unos minutos cogido y otro rato suelto, siempre reforzando órdenes como la llamada.
Nunca debemos olvidar llevar muchas chuches para premiar a nuestro peludo cuando acuda a la llamada, no hay nada más efectivo para reforzar el buen comportamiento.
Irene Martinez
Médica Veterinaria