Mi perro tiene miedo al agua. ¿Cómo entrenarlo para que pierda ese miedo?
En primer lugar, la prevención es lo más acertado en estos casos. Por lo tanto, lo más prudente es habituar a los perros, desde que son cachorros, a estar en contacto con este medio. Pero como no siempre se puede, vamos a abordar el miedo al agua en perros adultos. Exposición en entornos controlados Como […]
Juan Vazquéz
VeterinarioEn primer lugar, la prevención es lo más acertado en estos casos. Por lo tanto, lo más prudente es habituar a los perros, desde que son cachorros, a estar en contacto con este medio. Pero como no siempre se puede, vamos a abordar el miedo al agua en perros adultos.
Exposición en entornos controlados
Como en cualquier ejercicio donde se deban de superar los miedos, entrenar en entorno seguro y controlado resulta muy interesante para suavizar e intervenir todas las posibles manifestaciones de miedo que el perro pueda tener. Para ello, procederemos a entrenar en una bañera grande, una piscina, un lago donde no haya gente… Mejor evitar el mar, por las posibles olas, ruido y demás elementos.
Con el entorno bajo control, procederemos a acercamos con el perro lentamente al agua, siempre acompañados de su juguete favorito y las gominolas que más le gusten.
Invitaremos al perro a acercarse al agua, al principio solo la olfateará. Nosotros nos meteremos dentro del agua y le animaremos a que de los primeros pasos, podemos ayudarnos de una gominola. Seguro que no se resiste a meter un poco las patitas en busca del preciado premio. Con las primeras sesiones, nos conformaremos con que introduzca un poco las patas. Debemos hacer los ejercicios de forma gradual y sin que suponga un trauma. Con este ejercicio, el perro entenderá el agua como un medio seguro y donde recibe recompensa.
El siguiente paso, será animarlo a que se introduzca del todo. Lo haremos siempre y cuando la primera etapa esté superada y el perro no sienta el mínimo temor a acercarse al agua y meter un poco las patas. Entrar al agua y sumergirse del todo, puede ser difícil para el can. Por ello podemos ayudarnos de algún juguete que le guste y por el que sienta un deseo irrefrenable de perseguir. Además, acompañaremos el proceso con gominolas y con nuestro apoyo. Hablar al animal de forma suave y tranquila, suavizando su miedo, será siempre una constante en toda la terapia.
Seguro que, con estos consejos, cuando menos os lo esperéis, estaréis nadando junto a vuestros compañeros peludos.
Juan Vázquez
Médico veterinario