¿Mi perro tiene displasia de cadera?

¿En qué consiste la displasia de cadera?

Se trata de un desarrollo anormal de la articulación coxofemoral, es decir, de la articulación de la cadera. Es una enfermedad hereditaria que pasa de padres a hijos, por lo que debe descartarse a los perros que la padecen como reproductores.

Consiste en un aplanamiento de la cabeza del fémur o falta de profundidad en el acetábulo de la cadera, por tanto, esa cabeza femoral no encaja correctamente. Esto hace que exista una inestabilidad en la articulación, lo que produce un rozamiento continuo que dará lugar a largo plazo a una artrosis degenerativa y remodelación ósea.

Aunque es una enfermedad hereditaria, también es importante la movilidad del perro en su etapa de cachorro, así como la alimentación, de ello dependerá la gravedad de los síntomas y su evolución.

Razas predispuestas:

Los perros de razas grandes son los más propensos a padecer la enfermedad. Entre las razas predispuestas nos encontramos con:

• Pastor alemán;
• Golden retriever;
• Labrador retriever;
• Mastín;
• Rottweiler;
• Algunos tipos de Dogos.

Tipos de displasia de cadera:

La displasia de cadera se clasifica en 5 estadios según su presencia y gravedad. Para saber el grado de displasia es necesario hacer un estudio radiográfico completo del animal.

Solo se permite criar con los animales de grado A y B, que se consideran libres de displasia.

En el grado C el animal presenta un leve grado de displasia, en el grado D la displasia tiene signos moderados y, por último, signos graves de alteración articular en el grado E. Los animales que estén dentro de estos grados deben ser retirados de la reproducción y los animales de los grupos D y E pueden necesitar atención veterinaria y tratamiento quirúrgico.

Síntomas:

Los síntomas principales son debidos a la inestabilidad articular. Lo más común que podemos observar en esos animales es:

• Forma de caminar característica: balanceo excesivo del tercio posterior al
  caminar;
• Se cansa más rápido de lo normal, sentándose constantemente;
• Camina lentamente;
• Forma de saltar característica: “salto de conejo”;
• Permanecen mucho tiempo en reposo;
• No toleran bien el ejercicio;
• Cojeras en estados más avanzados.

Si el perro presenta alguno de los síntomas es recomendable realizar el estudio radiográfico una vez el cachorro acabe su desarrollo (a partir de los 6 meses de edad) y así valorar el grado de displasia y las posibles opciones de tratamiento.

Tratamiento para displasia de cadera:

Si vuestro perro es una raza propensa a padecer displasia de cadera o sus padres tiene la enfermedad, es necesario empezar cuanto antes con un tratamiento preventivo a base de protectores de cartílago y una alimentación de gama alta, con un correcto porcentaje de proteína de calidad para el desarrollo de la musculatura, completa en condroprotectores y con la cantidad adecuada de calcio.

Si el diagnóstico de displasia es positivo existen dos opciones:

• Tratamiento conservador: recomendado para casos leves-moderados de displasia. Consiste en minimizar el dolor, para ello se recurre a fármacos como
  antiinflamatorios (en momento puntuales), protectores de cartílago, rehabilitación, fisioterapia, acupuntura. Las opciones son variadas;
• Tratamiento quirúrgico: sobre todo para los casos graves. Existen varias técnicas quirúrgicas, normalmente usadas en animales jóvenes que no presentan aún daño articular grave y que consisten en corregir la posición de la articulación. Se trata de técnicas muy invasivas que necesitan un largo postoperatorio.

Para más información sobre displasia de cadera ver:

Displasia de cadera: síntomas y tratamientos

Irene Martínez

Médica Veterinaria